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lunes, 10 de junio de 2024

Crónicas de manga: No me sueltes la mano vol. 2 de Saki Sakimoto

 "Solo necesito a Miyabi. No necesito nada más."



SINOPSIS

En primavera, justo después de graduarse en el instituto, Haruto y Miyabi, quienes ahora son pareja, inician una dulce e idílica vida de convivencia al mismo tiempo que empiezan la universidad. Sin embargo, a medida que el mundo de Miyabi parece expandirse un poquito más, Haruto empieza a inquietarse. Al final, el deseo de Miyabi de querer ser un igual en su relación amorosa se ve reprimido de forma inconsciente por el deseo de Haruto de darlo todo. Después de una gran discusión, y sin llegar a ponerse de acuerdo, ¡Miyabi se escapa de casa!

Un alfa con mucho amor para entregar y un omega con demasiados traumas viviendo juntos, una gran pelea, un viaje y un regreso a casa. ¡El esperado segundo volumen en el que podrás descubrir qué hay más allá de un final feliz!

- Leer la reseña del primer volumen


ANÁLISIS DEL TOMO

Tras el éxito en Japón de su obta debut No me sueltes la mano, Saki Sakimoto nos presenta la continuación de este omegaverse en un segundo volumen donde nos mostrará la convivencia de Miyabi y Haruto juntamente a su nueva vida como universitarios. Lo que, en un principio, creían que sería un camino de rosas, no resulta ser así cuando los traumas de Miyabi comienzan a florecer de nuevo ante la sobreprotección de Haruto.

"¿Estás completamente seguro de que tu alfa cuidará de ti el resto de sus días?"

Convertidos en una pareja omega-alfa, Miyabi y Haruto han comenzado su vida universitaria y su convivencia. Aunque no pueden verse mucho por sus trabajos y sus estudios, ambos se esfuerzan mucho en esta nueva empresa que deben afrontar juntos. O eso es lo que pensaba Miyabi. Porque, si bien son una pareja, Haruto es el que sigue cargando con todo el peso tanto con el económico como con el más puramente doméstico. Queriendo cuidarlo del mismo modo que lo cuidan a él, Miyabi solamente desea poder retribuirle a Haruto de alguna forma y no ser solamente el único que recibe. Pero, al ser un omega, uno que ha sido criado en una familia que lo marginaba, sin amor, sin que le enseñaran qué es la calidez... ¿cómo puede él pensar que se puede equiparar con Haruto? ¿Cuándo él ha hecho algo bien? Por ello, cuando finalmente explota, Miyabi huirá de Haruto. ¿Podrá Miyabi hacerle entender lo que siente?

Mientras tanto, Haruto no lo está pasando mejor que su pareja. Si bien es cierto que Haruto desea que Miyabi sea libre, sus instintos de alfa están haciendo acto de presencia, y la dominación está tomando las riendas de muchas de sus acciones y actitudes sin que él sea consciente de ello. No ayuda mucho lo que Miyabi ha tenido que sufrir durante años o el ataque sufrido en el instituto y que Haruto detuvo. Y es que, aunque solamente quiere protegerlo, hacerlo feliz y que sonría, que no se sienta solo nunca más, esa sobreprotección está dañando la ya poca autoestima de Miyabi.  Sin percatarse de ello, Haruto lleva al amor de su vida al límite, haciendo que el chico explote. ¿Entenderá Haruto lo que necesita Miyabi de él y de su relación de pareja?

Profundizando en su relación de pareja, Saki Sakimoto nos muestra la nueva etapa en la vida de dos jóvenes inmaduros, sin experiencia en la vida ni en el amor, que deberán aprender a comunicarse, a confiar el uno en el otro y a dominar sus instintos más primarios. 


Poniendo más el foco en Miyabi, en este segundo volumen conocemos un poco más la psicología del personaje y las dudas y las heridas que lleva dentro. A pesar de tener a Haruto a su lado y de la felicidad que eso le proporciona, hay algo que va mal. No es solamente porque casi no se ven por sus distintos trabajos y eso hace que el chico se sienta muy solo, es que Miyabi tiene muchos pensamientos intrusivos en esos momentos de soledad y se autosabotea; creyendo que no sabe hacer nada y que no aporta nada a la relación por mucho que se esfuerce. Con la autoestima por los suelos, causado por la distorsión que tiene sobre los alfas y los omegas que le inculcaron de pequeño, además de la nula educación en el seno de una familia que lo maltrataba, siente que no es suficiente para Haruto y el miedo se instala en su corazón. ¿Y si Haruto lo abandona? ¿Y si solo está con él por pena y para hacer lo correcto? Él no es nada sin Haruto, no sabe hacer nada sin él y eso lo aterra y quiere salir de ese círculo vicioso. 

Haruto, que es consciente de los traumas y del dolor que anida en el corazón de Miyabi, solamente desea hacer feliz a su omega y evitarle cualquier sufrimiento o esfuerzo innecesario. Por ello, no le importa trabajar muchas horas y darle todo lo que desee. Haruto prefiere que Miyabi se centre en sus estudios, que no trabaje tanto, hacerle la vida lo más placentera posible. Y, sobre todo, lo que más desea es tener al chico bajo su punto de mira y bien vigilado. Sus instintos de alfa están a flor de piel, algo de lo que no es ni mínimamente consciente hasta que se lo recalca un amigo. ¿Y cómo no estarlo si es un blanco fácil para cualquier alfamierdas? Lo que Haruto no está teniendo en consideración es que, con su actitud, más que ayudar a Miyabi, está escarbando más en sus traumas y complejos. ¿Podrán ambos sincerarse el uno al otro y, así, plantear un futuro juntos y en igualdad de condiciones?

Aunque me ha parecido una continuación mucho más floja con respecto al primer volumen, entiendo que seguir una obra que era, en su planteamiento, un volumen único, no es fácil y Saki Sakimoto ha implementado varios clichés típicos del omegaverse y de las parejas jóvenes y primerizas en este segundo volumen. Si bien algunas cosas se han metido un poco con calzador, pienso que este segundo volumen es una digna continuación del primer tomo, puesto que muchas de las cosas que suceden tienen sentido, aunque lo que más forzado me ha parecido ha sido la actitud de Haruto, puesto que se sale completamente de la psicología del personaje por muy alfa que sea, ya que contradice su comportamiento tan bien definido en el volumen precedente. Me alegro de que esa actitud dure poco, al menos. Gracias al hecho de que ambos protagonistas son jóvenes, inexpertos e inmaduros, podemos comprarle a la mangaka varias de esas actitudes metidas bastante a la fuerza, sobre todo las de Miyabi. En su caso, sí que vemos una continuidad congruente con la psicología del personaje y Sakimoto profundiza más en sus pensamientos y sentimientos, cosa que he agradecido mucho. 

Si bien el tomo tiene una narración que va a trompicones (se nota que todavía necesita rodaje como narradora de historias la mangaka), con capítulos mejor desarrollados e implementados dentro de la trama que otros, en conjunto, he disfrutado volviendo a ver a Miyabi y a Haruto; sobre todo porque su relación es preciosa y el último capítulo de este volumen augura nuevos problemas que sí que tienen sentido dentro de la trama por tener relación directa con Miyabi e indirectamente con Haruto. Espero que Saki Sakimoto suba un poco el listón en el siguiente tomo y nos haga la historia que los protagonistas merecen.   


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