miércoles, 13 de noviembre de 2024

Reseña: Maru tras la lluvia de Wakame Kuki

"Desde ese día de lluvia en que acogí a Maru en casa, tengo a alguien que me espera." 



FICHA TÉCNICA 

Título original:  Ame nochi Maru (en japonés 雨のちマル) 

Autore: Wakame Kuki (en japonés 久喜わかめ)

- Editorial Española: Arechi Manga

- Editorial Japonesa: Takeshobo

- Tomo único serializado en la revista Qpa de la editorial Takeshobo. Publicado originalmente en Japón en 2022

- BL, slice of life, erotismo, romance, drama, sin censura, tomo único 

- Traducción:  María Reimondo

- Páginas: 244

- Precio: 9'95 €

- Ya a la venta

- Gracias a la editorial por el ejemplar de prensa para su reseña


SINOPSIS

Un día de lluvias torrenciales, Kota vuelve de trabajar cuando se encuentra en el parque a Maru, un chico tan dulce y cariñoso como un cachorro. El joven, empapado y ebrio, lo confunde con otra persona y le suplica que no lo abandone, por lo que Kota no tiene más opción que llevárselo a casa. 

Nada más pasar por la puerta, Maru se lanza a sus brazos, buscando el calor de su cuerpo. Acostumbrado a ser el segundo plato de otro hombre y, creyendo que Kota es su amante, intenta darle placer. Para él, el sexo es la única forma en que puede expresar su amor.

A la mañana siguiente, cuando Kota le lleva el desayuno, Maru se pone a llorar desconsoladamente. El pobre no tiene adónde ir y su anfitrión, conmovido y harto de estar solo, decide acogerlo en su casa de forma provisional.


OPINIÓN PERSONAL

Wakame Kuki es una autora de BL que hace años que quiero leer y que no había hallado todavía la ocasión para ello. Supe de su existencia cuando comenzaron a editar obras suyas en francés, y la que más me había llamado la atención de todas ellas, simplemente por la cubierta, es precisamente la que Arechi ha traído para hacer debutar a la mangaka en nuestro país: Ame nochi Maru o Maru tras la lluvia. La portada de un libro, o de un cómic, no debe ser algo baladí. Una portada debe hablar por sí misma de aquello que el lector va a encontrar entre las páginas de dicha obra. Y desde el primer momento, la portada de Maru tras la lluvia me habló de cotidianidad, de dulzura, de una pareja que es más que amigos, más que novios y más que una familia. La cubierta me habla de personas irremplazables, de que siempre sale el sol tras la lluvia, y eso es lo que precisamente Wakame Kuki quiere contarnos en este tomo único.   

"No puede dejarlo solo y me acosté con él porque me apetecía."

Kotarô es un joven peluquero que, al salir del trabajo una noche de lluvia y atajar por el parque, se encuentra de sopetón a un chico borracho dentro de un tubo y que está llorando a mares; pareciendo que quiera competir con sus lágrimas con aquellas gotas que caen del cielo. Incapaz de dejarlo ahí tirado, Kota se lo lleva a su casa - donde vive solo - e intenta cuidar del chaval. Pero, cuando este se le tira encima, diciéndole que puede hacer con su culo lo que quiera y que lo perdone, la líbido de Kotarô cobra vida propia. A pesar de saber que está mal, Kotarô no puede negarse ante las súplicas del chico y, como para más inri es totalmente su tipo, no puede resistirse a esa linda carita tras un largo flequillo ni a todos sus movimientos sensuales y lujuriosos. 

Así que, sin saber siquiera su nombre, Kota comienza a follarse a Maru y este, cuando empieza a sentir su mente mucho más centrada, ante el placer que le está dando ese chico, le pide que pronuncie su nombre mientras sale y entra de su cuerpo: Maru. 

A la maña siguiente, cuando Maru está más sobrio y a Kota ya se le ha pasado el calentón del momento, se disculpan el uno con el otro por su comportamiento. Pero ante la ilusión y las lágrimas de felicidad de Maru por un simple desayuno, y ante el hecho de que el chico no tiene adonde ir, Kota le propone que se quede unos días en su casa. Maru, sin perder el brillo ni la radiante sonrisa de sus labios, acepta quedarse. 

Siendo una historia que nació como un oneshot, es decir, una historia corta, en la revista Qpano, Wakame Kuki finalmente dibujó la historia completa de Maru y Kota, dos jóvenes solitarios que se topan en una noche de lluvia, dos almas solitarias que temen expresar aquello que sienten por temor a cómo pueda reaccionar la otra persona. 


"Antes creía que mi casa era grande y fría, pero, ahora que la comparto con alguien, la noto mucho más cálida."

Independiente, trabajando como peluquero, soltero y viviendo solo en una casa en la que hace mucho vivían dos personas, Kotarô detesta los días de lluvia. Su casa, silenciosa y fría, ahora parece mucho más acogedora desde que Maru la llena con su calor y su bella sonrisa. Donde a su llegada no había nadie quien le respondiera al traspasar el umbral, ahora Kotaro puede esperar un "bienvenido a casa" cuando él asoma por la puerta con un "ya estoy aquí". 

La llegada de Maru a su vida ha hecho que Kota cambie completamente su día a día. Se levanta por las mañanas y hace un desayuno para dos, escucha a Maru alabar lo bien que cocina, tienen sexo y duermen juntos plácidamente en la misma cama. En resumidas cuentas, su vida parece la propia de una pareja. ¿Cuánto hace que Kota ya no tienes pesadillas? ¿En qué momento ha dejado de odiar los días de lluvia y que le recuerdan al peor momento de su vida?

Sabiendo que se está enamorando, Kotarô quiere saber más de Maru. ¿Quién es ese Tai al que llamó la noche en la que se conocieron?  ¿Cuánto tiempo va a quedarse a su lado? ¿Qué es lo que desea Maru y qué es lo que siente por el propio Kotarô? Mas el miedo paraliza a Kota cada vez que piensa en preguntarle, un miedo causado por un trauma del pasado. ¿Y si sus preguntas hacen que la persona que más quiere, la que más le importa, vuelve a abandonarlo?

Ese status quo entre ambos cambia radicalmente cuando aparece en escena el anterior amante de Maru, el chico al que llamó pidiéndole perdón: Tai. 

Haciendo hincapié en las relaciones humanas y en los sentimientos de los protagonistas de forma introspectiva, Wakame Kuki nos narra una preciosa historia de amor muy sencilla pero con tal carga emocional que consigue que el lector empatice con sus personajes, se emocione y sienta algo muy importante y el motivo por el que los seres humanos somos animales sociables: la necesidad de tener a alguien que lo sea todo para nosotros, que sea irremplazable, a nuestro lado. 

"Aprendí a mentirles para que se quedaran y me oculté bajo mil máscaras."

Deseando encontrar a un hombre que lo ame por encima de todo, Maru ha estado con muchos chicos a lo largo de su vida, acabando siendo abandonado al no ser nunca la primera opción. Cansado de eso, Maru comienza a actuar como sus parejas quieren, amoldándose a sus gustos, usando el sexo y su cuerpo para que el otro lo siga necesitando; ocultando su verdadero yo en lo más profundo de su corazón cada vez más maltrecho y herido. Cuando la providencia quiere que acabe en casa de Kota, Maru vuelve a hacer lo de siempre: usar su cuerpo y el sexo para darle placer y que así esa persona lo quiera y necesite. Lo que Maru comienza a vislumbrar conviviendo con Kota es su buen corazón, su amabilidad y su yo dormido asomará la cabeza al sentirse bien tratado. Valorado. Preciado. 

Pero tiene miedo. Miedo de que lo abandonen, miedo de que Kota descubra la verdad tanto la que habla de cómo es Maru en realidad como sus anteriores relaciones o lo que es capaz de hacer por un hombre con tal de no ser abandonado. ¿Será capaz de superar ese miedo para poder estar con Kota y ser feliz, desprendiéndose de esa lluvia perpetua en la que se halla estancado?


A pesar de ser un tomo único, Maru tras la lluvia es una obra muy completa y que, aunque no sea compleja, sí que tiene un muy buen desarrollo y vemos las distintas fases por las que pasan la relación de Kota y Maru desde que se conocen hasta llegar al culmen, al punto final al que Wakame Kuki quiere llegar. A mi parecer, no le falta ni le sobra una coma, haciendo todos los episodios pertinentes para poder contar bien la historia y que todo fluya de forma orgánica, sin que el final se haga precipitado o poco creíble para el lector. 

Aunque no son excesivamente complejos, los personajes de este manga no son simples ni arquetípicos, aunque pueda parecerlo al inicio de la lectura, porque sí que tienen mucha profundidad y humanidad a medida que vamos avanzando en la trama. Es decir, la mangaka ha sabido trabajar sus psicologías muy bien y de tal modo que el lector pueda comprender sus formas de pensar y de actuar. El aparato artístico de la sensei es muy personal y particular. Su dibujo, algo tosco y de líneas poco definidas, no es detallista ni realista, pero eso no implica que no sepa representar las expresiones humanas. Lo único que sí no me ha acabado de gustar es su narrativa a la hora de colocar las distintas transiciones. Las hace de una forma muy abrupta y de sopetón, cambiando el escenario sin que te lo esperes hasta que estás encima. Otro elemento que  corta la fluidez narrativa es que, al ser su dibujo tan rígido, no acaba de representar bien a los personajes en movimiento y eso corta las escenas dramáticas o algunos de los planos que no son muy acertados. Quitando estos detalles, Maru tras la lluvia es una historia lindísima que calienta el corazón y que, si bien empieza de una forma muy típica - señor borracho que es acogido por otro señor que es maravilloso - acaba siendo una historia que se desmarca de una posible calificación "del montón".

Algo muy importante en esta obra es el sexo -  que tenemos sin censura en la edición española -  y si bien está muy de moda el que muchos critiquen el contenido erótico en los libros o en los cómics, en la mayoría de casos está más que justificado. El sexo siempre es una forma de lenguaje no verbal que tiene distintos efectos en una historia y que, si se introduce en obras donde la erótica no es el centro neurálgico, es buscando darle un matiz a la relación de los personajes (o, al menos, en el BL no es cuestión de modas como en la  literatura new adult hetero). En Maru tras la lluvia, el sexo es el canal que utiliza el propio Maru para poder expresar amor, o desesperación, hacia sus parejas. Es el primer contacto con el propio Kota y también la forma de comunicarse lo que sienten antes incluso de sincerarse el uno al otro. Así que, aquellas personas que no sois muy de sexo, aquí es fundamental y tampoco es ni lo que más abunda ni lo más importante: es un elemento narrativo más de Wakame Kuki para hablarnos de sus personajes. 

La edición española de Arechi es tal cual la japonesa. Tenemos un tomo de tamaño b6 con sobrecubierta, la cual tiene detalles en relieve en el título, y cuenta con una página inicial a color con todas las demás en blanco y negro. La calidad del volumen es la que la editorial tiene por bandera desde hace ya un tiempo: tomo cosido, tapas flexibles pero robustas que permiten leer sin miedo el tomo y abrirlo sin problemas para leerlo cómodamente. La rotulación es correcta y las tipografías elegidas se leen muy bien. La traducción ha corrido a cargo de María Reimondo y, como suele ser habitual en ella, ha hecho un trabajo excelente. El tratamiento al texto creo que ha sido óptimo y el adecuado y me ha gustado mucho las voces de Maru, Kota y los demás personajes secundarios. Felicidades a todos los implicados en la producción del tomo. 

A pesar de todo lo que os he contado, Maru tras la lluvia tiene muchísimo más que ofrecer y solamente os he dado las mínimas pinceladas para terminar de daros el empujón que os hace falta para darle una oportunidad a un tomo que está a caballo entre una historia sencilla y una muy compleja. Sin ser ninguna de ella y siendo una mezcla de ambas cosas, Wakame Kuki ha creado un tomo único agradecido de leer, una lectura muy confortable y calentita que a mí ha sabido conquistarme por el mensaje tan lindo que hay tras sus 244 páginas. Os animo encarecidamente a coger vuestro paraguas,  dar un paseo bajo la lluvia y conocer a Kotarô y a Maru en ese parque donde sus vidas dejaron de ser tristes, frías y solitarias. 



domingo, 10 de noviembre de 2024

Crónicas de manga: Momo y Manji vol. 2 de Sawa Sakura

“Yo te querré con tu pasado inclusive.”




SINOPSIS

En el pasado, Momoki trabajó como kagema en un prostíbulo y Manji formó parte de una brigada antiincendios. Ahora han formulado un juramento de hermanos de sangre y comparten un nidito de amor.

Mientras el transcurso del tiempo va dando paso a la primavera, Momoki disfruta de una vida de ensueño gracias al fervoroso amor que Manji le profesa. A veces, sin embargo, se le encoge el pecho al ver un gesto de dolor atravesar el rostro de su amado.

Un día se presenta ante ellos Sen, uno de los excompañeros de Manji de la brigada antiincendios, con quien mantuvo una apasionada relación en el pasado...

- Leer la reseña del primer volumen


ANÁLISIS DEL TOMO

Ya ha pasado medio año desde que las vidas tristes, vacías y solitarias de Momo y Manji se entrecruzaron, salvándose mutuamente con un amor purificador y sanador que ha hecho que su día a día juntos, si bien lleno de alguna que otra rencilla perfectamente normal entre personas que conviven juntas, sea increíblemente feliz. Pero, a pesar de todo, hay momentos y actitudes de Manji que hacen que Momo no pueda evitar preocuparse y entristecerse al no conocer el pasado de su hermano jurado. ¿Por qué no quiere encontrarse con su tío o con sus antiguos compañeros de la brigada antiincendios? 

“Omomo, el amor te hace más fuerte. Y a mí  me debilita.”

A pesar del desasosiego que hace zozobrar su corazón por el comportamiento de Manji durante el fin de año, Momo no se siente con el derecho de interrogar a su pareja o de exigirle que se abra en canal cuando ni el mismo Momo pudo hacerlo para contarle su pasado como kagema y su amor prohibido y maldito. 

Mas el pasado siempre vuelve, y lo hace en forma de hombre. Pues cuando Sen, uno de los antiguos compañeros de brigada de Manji hace acto de presencia, Momo descubrirá el dolor y la profunda herida que continúa carcomiendo a su bello Manji. 

Con las bases de la historia, ahora sí, muy bien cimentadas a raíz del primer volumen, con mayor profundidad de trama y personajes y, sobre todo, una idea más precisa de lo que quiere contar, Sawa Sakura prosigue desarrollando la vida de Momo y de Manji, dos hombres que viven su día a día en el período Edo intentando conseguir al lado del otro lo más mundano que existe: la felicidad.

A pesar de que su encuentro parece obra de los dioses, un milagro que ha conseguido que sus mundos en blanco y negro - carentes de sentido - tomen un nuevo brillo y color, los pasados de Momo y Manji parecen empeñados en perseguirlos; máxime cuando ni ellos mismos han podido liberarse de todas las espinas que tienen incrustadas en sus almas. Espinas que parecen seguir esparciendo el veneno que les impide terminar de sanar.   

Sintiéndose mejor, mucho más a salvo después de haberse deshecho de parte de la carga que lo aprisionaba, Momo intenta seguir viviendo su vida en paz y armonía con Manji a sabiendas de que algo no va bien. Sí, llevan solo medio año juntos, pero su amor es muy fuerte como también lo es su convivencia; una que lo hace inmensamente feliz y es tremendamente consciente de que también proporciona placidez a Manji. Pero, a pesar de todo, hay algo que no está bien. Algo que sigue martirizando a Manji, dejándolo incapacitado para liberarse. Y ello tiene nombres y apellidos: Iwai y Brigada antiincendios. 

“Se me acercan quienes me son indiferentes, mientras que, aquel que anhelo, jamás en la vida estará a mi alcance.”

Sabiendo del ardor que Manji sentía por su tío sin la necesidad de que este se lo haya confesado, Momo no puede evitar querer saber más sobre Manji y así poder ayudar a la persona que ama apoyándolo o simplemente dejando que sea el propio Manji el que busque su consuelo. ¿Pero qué puede hacer si no conoce las causas reales de sus males y solamente puede intuir o especular?

Sin sentirse con el derecho de preguntarle nada, ni mucho menos de exigirle que le explique lo que tanto lo aflige, aparece ante ellos de golpe y porrazo ese pasado que sigue persiguiendo a Manji sin importar a dónde huya como un fantasma errante que no puede descansar en paz. Su nombre es Sen y formó parte de la misma brigada antiincendios que Manji. Habiendo una relación turbulenta entre ambos, Sen tiene cuentas que pagar con Manji y nadie lo va a detener ahora que ha encontrado a ese hombre que, tiempo ha, había mantenido con vida de las llamas que luchaban por extinguir. 

Profundizando más en los personajes y centrándose en el personaje de Manji, Sawa Sakura nos vuelve a sumergir a la antigua Edo (la moderna Tokio) para adentrarnos en el pasado del propio Manji para hacernos conocer partes de su niñez y su vida adulta dentro de una brigada antiincendios propia de la época. 

Con un grandísimo e increíble trabajo documental, Sakura nos muestra una Edo real y nos introduce en el mundo del hombre japonés de la época para narrarnos cómo se articulaban las brigadas antiincendios, cómo trabajaban para apagar los incendios, las vestimentas y los utensilios de los que hacían gala para cumplir con su cometido y el sentido cultural y social que tenía el tatuarse; uno que es completamente distinto al que tiene actualmente este tipo de tatuajes tan propios de la cultura yakuza. 

"Tan solo quería conocer el cuerpo de un hombre."

Dentro de este imaginario masculino en una sociedad patriarcal y heteronormativa, tenemos a Manji, un joven sensible, apuesto y resplandeciente que se siente atraído por los hombres y que está enamorado de alguien en el que jamás debería haber posado su mira. A pesar del dolor que le provoca su amor, también le causa auténtico tormento estar lejos de ese alguien y al mismo tiempo desearlo hasta lo más hondo de sus huesos. Con su estado emocional en la cuerda floja, a Manji no le importa poner su vida en peligro en los incendios. Para él estar en la brigada es tener a raya su lujuria, sus sentimientos pecaminosos. Mas entonces, su relación con Sen da un vuelco y toma un cariz que no imaginó; uno de completa autodestrucción. 

Cuidando hasta el más mínimo detalle tanto narrativamente como artísticamente hablando, Sawa Sakura mantiene el mismo estilo que ya vimos en el primer volumen y el lector halla entre sus páginas un tomo puramente lírico, lleno de sentimientos y una narrativa fluida, sensible, humana y psicológicamente compleja. Además de presentarnos a nuevos personajes y a Sen, quien se volverá una pieza fundamental en los próximos volúmenes, Sakura va haciendo evolucionar a Momo y a Manji poco a poco, escarbando y haciendo introspección en sus psiques a través de sus pasados, los cuales son los culpables de que tocaran fondo y, a su vez, lo que ha hecho que se hayan encontrado y ahora puedan amarse mutuamente.  

Creo que, más allá de la belleza lírica, artística y narrativa, y de la buena documentación de la obra, Momo y Manji es una historia tan increíble y emocional, tan completa y que se te mete bajo la piel, porque Sawa Sakura sabe hacer personajes vivos, personajes creíbles y que eres capaz de sentirlos hasta respirar. Sus psicologías están bien creadas así como sus personalidades. No son solamente personajes arquetípicos, sino que son muy complejos, tanto que esa complejidad no dejas de verla capítulo a capítulo, tomo a tomo. Esto hace que la obra sea enriquecedora y, a su vez, que todo lo hermoso y bello que experimentan los personajes te produzca una sensación de plenitud y de esperanza en hallar algo así. Te hace creer en el amor verdadero, en el puro y en el sanador que no busca coger de otro, sino entregarse enteramente por otra persona. Y esto es uno de los aspectos por los que muchas mujeres leemos boys'love: para hallar esta clase de romances igualitarios y bellos donde no hay una jerarquía de poder por el género o la posición de cada cual a la hora de tener sexo. Ambos son hombres y ambos están en igualdad de condicienos en ese sentido.  

Momo y Manji es una obra maestra, un romance complejo y universal con un escenario rico en matices y con una documentación brutal detrás. Una historia de amor completamente mundana protagonizada por dos hombres normales y corrientes que buscan la felicidad de forma conjunta: vivir su amor en paz, convivir hasta el final de sus días y hacerse compañía el uno al otro para darse apoyo y calor. Al final, Momo y Manji nos muestra, simple y llanamente, cómo pudo ser la vida de dos hombres en un pasado remoto donde lo diferente seguía siendo un tabú. 

Como apunte final de la reseña, quiero volver a destacar la increíble traducción española a cargo de Nuria Cimas Pita y lo bien que sabe elegir el lenguaje para localizar bien la obra en su contexto y lograr que sintamos que, realmente, son personajes muy alejados de nuestros días. Creo, sin temor a equivocarme, que si podemos disfrutar al doscientos por ciento de la obra es, en gran medida, a su buena labor de traducción.