“Yo te querré con tu pasado inclusive.”
SINOPSIS
En el pasado, Momoki trabajó como kagema en un prostíbulo y Manji formó parte de una brigada antiincendios. Ahora han formulado un juramento de hermanos de sangre y comparten un nidito de amor.
Mientras el transcurso del tiempo va dando paso a la primavera, Momoki disfruta de una vida de ensueño gracias al fervoroso amor que Manji le profesa. A veces, sin embargo, se le encoge el pecho al ver un gesto de dolor atravesar el rostro de su amado.
Un día se presenta ante ellos Sen, uno de los excompañeros de Manji de la brigada antiincendios, con quien mantuvo una apasionada relación en el pasado...
- Leer la reseña del primer volumen
ANÁLISIS DEL TOMO
Ya ha pasado medio año desde que las vidas tristes, vacías y solitarias de Momo y Manji se entrecruzaron, salvándose mutuamente con un amor purificador y sanador que ha hecho que su día a día juntos, si bien lleno de alguna que otra rencilla perfectamente normal entre personas que conviven juntas, sea increíblemente feliz. Pero, a pesar de todo, hay momentos y actitudes de Manji que hacen que Momo no pueda evitar preocuparse y entristecerse al no conocer el pasado de su hermano jurado. ¿Por qué no quiere encontrarse con su tío o con sus antiguos compañeros de la brigada antiincendios?
“Omomo, el amor te hace más fuerte. Y a mí me debilita.”
Mas el pasado siempre vuelve, y lo hace en forma de hombre. Pues cuando Sen, uno de los antiguos compañeros de brigada de Manji hace acto de presencia, Momo descubrirá el dolor y la profunda herida que continúa carcomiendo a su bello Manji.
Con las bases de la historia, ahora sí, muy bien cimentadas a raíz del primer volumen, con mayor profundidad de trama y personajes y, sobre todo, una idea más precisa de lo que quiere contar, Sawa Sakura prosigue desarrollando la vida de Momo y de Manji, dos hombres que viven su día a día en el período Edo intentando conseguir al lado del otro lo más mundano que existe: la felicidad.
A pesar de que su encuentro parece obra de los dioses, un milagro que ha conseguido que sus mundos en blanco y negro - carentes de sentido - tomen un nuevo brillo y color, los pasados de Momo y Manji parecen empeñados en perseguirlos; máxime cuando ni ellos mismos han podido liberarse de todas las espinas que tienen incrustadas en sus almas. Espinas que parecen seguir esparciendo el veneno que les impide terminar de sanar.
Sintiéndose mejor, mucho más a salvo después de haberse deshecho de parte de la carga que lo aprisionaba, Momo intenta seguir viviendo su vida en paz y armonía con Manji a sabiendas de que algo no va bien. Sí, llevan solo medio año juntos, pero su amor es muy fuerte como también lo es su convivencia; una que lo hace inmensamente feliz y es tremendamente consciente de que también proporciona placidez a Manji. Pero, a pesar de todo, hay algo que no está bien. Algo que sigue martirizando a Manji, dejándolo incapacitado para liberarse. Y ello tiene nombres y apellidos: Iwai y Brigada antiincendios.
“Se me acercan quienes me son indiferentes, mientras que, aquel que anhelo, jamás en la vida estará a mi alcance.”
Sabiendo del ardor que Manji sentía por su tío sin la necesidad de que este se lo haya confesado, Momo no puede evitar querer saber más sobre Manji y así poder ayudar a la persona que ama apoyándolo o simplemente dejando que sea el propio Manji el que busque su consuelo. ¿Pero qué puede hacer si no conoce las causas reales de sus males y solamente puede intuir o especular?
Sin sentirse con el derecho de preguntarle nada, ni mucho menos de exigirle que le explique lo que tanto lo aflige, aparece ante ellos de golpe y porrazo ese pasado que sigue persiguiendo a Manji sin importar a dónde huya como un fantasma errante que no puede descansar en paz. Su nombre es Sen y formó parte de la misma brigada antiincendios que Manji. Habiendo una relación turbulenta entre ambos, Sen tiene cuentas que pagar con Manji y nadie lo va a detener ahora que ha encontrado a ese hombre que, tiempo ha, había mantenido con vida de las llamas que luchaban por extinguir.
Profundizando más en los personajes y centrándose en el personaje de Manji, Sawa Sakura nos vuelve a sumergir a la antigua Edo (la moderna Tokio) para adentrarnos en el pasado del propio Manji para hacernos conocer partes de su niñez y su vida adulta dentro de una brigada antiincendios propia de la época.
Con un grandísimo e increíble trabajo documental, Sakura nos muestra una Edo real y nos introduce en el mundo del hombre japonés de la época para narrarnos cómo se articulaban las brigadas antiincendios, cómo trabajaban para apagar los incendios, las vestimentas y los utensilios de los que hacían gala para cumplir con su cometido y el sentido cultural y social que tenía el tatuarse; uno que es completamente distinto al que tiene actualmente este tipo de tatuajes tan propios de la cultura yakuza.
"Tan solo quería conocer el cuerpo de un hombre."
Dentro de este imaginario masculino en una sociedad patriarcal y heteronormativa, tenemos a Manji, un joven sensible, apuesto y resplandeciente que se siente atraído por los hombres y que está enamorado de alguien en el que jamás debería haber posado su mira. A pesar del dolor que le provoca su amor, también le causa auténtico tormento estar lejos de ese alguien y al mismo tiempo desearlo hasta lo más hondo de sus huesos. Con su estado emocional en la cuerda floja, a Manji no le importa poner su vida en peligro en los incendios. Para él estar en la brigada es tener a raya su lujuria, sus sentimientos pecaminosos. Mas entonces, su relación con Sen da un vuelco y toma un cariz que no imaginó; uno de completa autodestrucción.
Creo que, más allá de la belleza lírica, artística y narrativa, y de la buena documentación de la obra, Momo y Manji es una historia tan increíble y emocional, tan completa y que se te mete bajo la piel, porque Sawa Sakura sabe hacer personajes vivos, personajes creíbles y que eres capaz de sentirlos hasta respirar. Sus psicologías están bien creadas así como sus personalidades. No son solamente personajes arquetípicos, sino que son muy complejos, tanto que esa complejidad no dejas de verla capítulo a capítulo, tomo a tomo. Esto hace que la obra sea enriquecedora y, a su vez, que todo lo hermoso y bello que experimentan los personajes te produzca una sensación de plenitud y de esperanza en hallar algo así. Te hace creer en el amor verdadero, en el puro y en el sanador que no busca coger de otro, sino entregarse enteramente por otra persona. Y esto es uno de los aspectos por los que muchas mujeres leemos boys'love: para hallar esta clase de romances igualitarios y bellos donde no hay una jerarquía de poder por el género o la posición de cada cual a la hora de tener sexo. Ambos son hombres y ambos están en igualdad de condicienos en ese sentido.
Momo y Manji es una obra maestra, un romance complejo y universal con un escenario rico en matices y con una documentación brutal detrás. Una historia de amor completamente mundana protagonizada por dos hombres normales y corrientes que buscan la felicidad de forma conjunta: vivir su amor en paz, convivir hasta el final de sus días y hacerse compañía el uno al otro para darse apoyo y calor. Al final, Momo y Manji nos muestra, simple y llanamente, cómo pudo ser la vida de dos hombres en un pasado remoto donde lo diferente seguía siendo un tabú.
Como apunte final de la reseña, quiero volver a destacar la increíble traducción española a cargo de Nuria Cimas Pita y lo bien que sabe elegir el lenguaje para localizar bien la obra en su contexto y lograr que sintamos que, realmente, son personajes muy alejados de nuestros días. Creo, sin temor a equivocarme, que si podemos disfrutar al doscientos por ciento de la obra es, en gran medida, a su buena labor de traducción.
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