«Yo... Estoy muy cómodo a tu lado, ¿sabes? Estar así contigo me hace feliz. No necesito nada más».
Asumiendo con firmeza su nuevo destino, Takatora decide dar un paso adelante en su vida y se traslada a la clase de los omegas, donde le esperan nuevos compañeros. En un entorno marcado por el amor, los sueños, la amistad y los distintos sentimientos que afloran durante los períodos de celo, cada uno de ellos irá encontrando su propio camino en la vida.
- Leer la reseña del primer volumen
ANÁLISIS DEL VOLUMEN
«Cuando quise darme cuenta, ya estábamos así».
Han pasado varios años desde que Takatora y sus otros compañeros de la clase de los omegas acabaron el instituto, y a pesar de que cada uno ha seguido un camino diferente, Kameyama, el delegado de la clase, sigue teniendo contacto con varios de ellos; inclusive con Takatora y Arisaka. Siendo ya un universitario que estudia derecho, Kameyama sigue con su faceta de defensor de los derechos de los omegas y haciendo activismo a través de ONG y demás asociaciones mientras lucha por abrirse camino por las instituciones gubernamentales y, con ello, hacer cambios reales para él y las personas de su mismo género. Pero, a pesar de vender «consejos que para mí no tengo», la realidad es que Kameyama vive con el esnob Takatora Kumajishi, antiguo heredero de una de las familias más poderosas de Japón y que, al descubrir con diecisiete años que es un omega, lo perdió todo en un pestañeo.
«Sabía que te lo ibas a tomar mal, por eso me aguanté las ganas de besarte y de follarte hasta después de cumplir los veinte».
Por su parte, Arisaka, quien dejó los estudios y se marchó de casa de su madre omega para evitar un matrimonio indeseado, trabaja en una empresa para omegas por un sueldo irrisorio, pero en un espacio donde se siente a gusto y a salvo de alfas que quieran propasarse con él a causa de su desajuste hormonal.
Siendo un tomo mucho más amplio en lo que se refiere al paso del tiempo, centrándose mucho en Kameyama, su relación con Takatora y en el propio Takatora, con solamente algunas pinceladas de varios de sus compañeros omegas para tratar temas fundamentales de la desigualdad social, Asada Nemui profundiza mucho en cuestiones importantes en la sociedad del omegaverse, un espejo de la sociedad moderna patriarcal en la que vivimos las mujeres actualmente, a la vez que continúa el viaje de deconstrucción de Takatora.
«Cuando estoy con él, me siento más fuerte. No sé... Me hace sentir bien».
Dejando más de lado al personaje de Arisaka, este segundo volumen se centra mucho en Kameyama, el joven delegado de la clase de los omegas que, ya en aquel entonces, quedó fascinado con Takatora, porque, a pesar de ser un omega, se ha criado como un alfa y tiene una seguridad en sí mismo y una fuerza que hace que algo en el interior de Kameyama despierte (y no solamente la lujuria). Terminando viviendo con él, a la vez que manteniendo una relación carnal, ambos pasan sus días estudiando, trabajando y esforzándose por alcanzar sus metas, sin que ninguno se interponga en el camino del otro, sino que se apoyan mutuamente para abrirse camino en un mundo gobernado por los alfas. Si bien cada uno de ellos tiene sus motivaciones, eso no implica que Takatora quiera inmiscuirse en los asuntos ni en el activismo de Kameyama; y si bien sigue sin estar del todo convencido de las capacidades de las omegas ni de los cambios reales en la sociedad jerarquizada del sistema ABO, poco a poco se va dando cuenta de que, tal vez, hay algo de verdad en lo que dice Kameyama. Sobre todo cuando él mismo, como omega -y a pesar de su apariencia de alfa-, no puede evitar sufrir también las consecuencias de su género en sus propias carnes. Es decir, que el aspecto o la presencia no tienen nada que ver para protegerte contra los abusos de los que están por encima de ti cuando hablamos del género.
Este segundo tomo, como he cometido más atrás, abarca varios años de la vida de Takatora y cía. (¡nada más ni nada menos que siete años desde que acabaron bachillerato!), y en esta gran horquilla, Asada Nemui va desarrollando y mostrando toda una serie de problemáticas que los personajes van sufriendo procedentes de la desigualdad y la exclusión social de los omegas, ambas causadas por los estereotipos que hay en torno a ellos a causa de la sociedad jerarquizada y gobernada por los alfas que se ha construido a lo largo de los años. En este sentido, uno de los temas que se trata en este volumen es el matrimonio y la brecha salarial que hay entre alfas y omegas. Con el matrimonio, Asada Nemui nos muestra un panorama en el que el omega, al ser una propiedad de alguien superior, pasa a tener más facilidades para moverse por el mundo y evitar que alguien se sobrepase con ellos (¿os suena de algo?), así como que esto les proporciona estabilidad en varios sentidos, pero también les hace sufrir en el mundo laboral, con trabajos y sueldos más malos; incluso si hacen el mismo trabajo que un alfa. El estar casado, además, hace que se espere de ti que tengas hijos, que formes una familia como Dios manda, y que le des a la sociedad los próximos alfas y omegas para continuar con la especie y el crecimiento demográfico. En este respecto, también contamos con la perspectiva de los omegas que no quieren cumplir con ese supuesto deber social, que no quieren tener hijos y que se quieren centrar en sus carreras profesionales o ayudar a los demás de otras formas.
«Si te parece humillante es porque menosprecias todo lo que suene a omega».
Un tema muy interesante que también hallamos en este volumen es más desarrollo sobre la anatomía omega, es decir, se nos explica mejor los periodos de celo y los efectos que puede llegar a tener en algunas personas. Esto me recordó mucho al tema de la menstruación, puesto que no todas las mujeres (ni hombres trans) tenemos el periodo igual ni los efectos de la misma, como dolores, calambres, sangrado, son iguales en todes nosotres, pues cada cuerpo es un mundo. Aunque esto ya lo habíamos visto en el primer tomo con Arisaka, aquí vemos los celos de Kameyama y de Takatora, por ejemplo.
«Sois tan monos que yo a vuestro lado parezco un bicho raro».
¿Creíais que las cosas ya habían acabado? Pues no, ya que Asada Nemui todavía nos tiene otro tema fundamental en este completísimo volumen: el estereotipo de belleza y de la fisonomía de los omegas. Para ello, usa el personaje de Oosuzume, el chaval omega que parece más alfa que nuestro Takatora. El chico es la antítesis del omega por excelencia: no es de constitución agraciada, fina, pequeña, delicada, enjuta... Es un tiarrón de dos metros, con musculatura, más alfa que los alfas de verdad, con una cara de facciones marcadas y con una nariz aguileña y una mandíbula robusta. Esto hace que, a pesar de querer encontrar pareja, los prejuicios de los alfas hacia su fisonomía creen rechazo, que él se sienta miserable y que se odie a sí mismo y a ese cuerpo que le impide ser como los demás omegas. Como se supone que debe ser un omega según el canon de belleza.
Y, como no, nuestro Takatora está más que dispuesto a ayudarlo. Y es que nuestro chico es el eje central, el foco que hace que tengamos las historias de los demás omegas, de sus excompañeros de clase, y estos omegas representan cada uno un tipo de tema, de carácter y de ambición que son tremendamente humanos y actuales en el mundo en el que vivimos, pero siempre desde el punto de vista de la mujer (lo bueno del BL es que siempre ha sido un género trasgresor que buscaba luchar contra el patriarcado) y de su lucha por sobrevivir en un mundo hostil.
«Los omegas, al final, son personas. Y no todas tienen esa constante capacidad de lucha que tienes tú».
Rompiendo con clichés y estereotipos propios del género omegaverse, Asada Nemui nos presenta una oda al feminismo a través del BL (donde se aprovecha para tratar temáticas homosexuales), un manga que, a pesar de estar encuadrado en un género que se mueve entre la fantasía y la ciencia ficción, es una obra increíblemente realista, brillante, punzante, activista, reivindicativa y que critica una sociedad desigual en la que solamente una parte de la población debe luchar por sus derechos mientas que la otra parte los tiene todos (obviamente con matices, pero es eso ya sería otra historia).
Sensible, con situaciones crudas pero justificadas, con un gran elenco de personajes que representan cada uno un tema de importancia social, Takatora y los omegas ha sido mi manga revelación en todo el 2025, una obra que sé que puede ser difícil para algunos lectores, y que por ello no quieren dar el paso, pero que vale tanto la pena leerlo que no puedo más que animaros a que le deis una oportunidad, porque es una joya dentro y fuera del Boys'Love y del omegaverse, ya que trasciende estos dos géneros para ser una obra con un fuerte espíritu de crítica social y un grito del feminismo.







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