«Es algo obvio, pero no hay ningún ser humano al que no importe matar».
- Título original: Sleeping Dead (en japonés スリーピングデッド)
- Autora: Asada Nemui (en japonés 朝田ねむい)
- Editorial española: Milky Way Ediciones
- Editorial japonesa: France Shoin
- Serie completa en dos volúmenes serializada en la revista Canna de la editorial France Shoin. Ambos volúmenes salieron a la venta en Japón en 2021
- BL, terror, MxM romance, abuso, crítica social, psicológico, zombies, sobrenatural, ciencia ficción
- Traducción: Héctor Angulo (Daruma Serveis Lingüístics, S.L)
- Páginas totales entre los dos volúmenes: 572
- Precio edición limitada serie completa con cofre: 22€
- Ya a la venta
SINOPSIS
Sada es un profesor de instituto trabajador y tranquilo, querido por sus alumnos y apreciado por los otros profesores. Una noche, mientras patrulla después de las clases, ve a una extraña figura atacar a una estudiante. Al darse cuenta de que él también corre peligro, trata de huir enseguida, pero el agresor lo alcanza y Sada acaba siendo asesinado.
Su vida ha sido demasiado corta... O eso creía él, puesto que de repente se despierta encima de una fría camilla en una habitación desconocida…
ANÁLISIS DE LA SERIE COMPLETA
Este 2025, Asada Nemui se ha vuelto mi gran descubrimiento, mi autora fetiche; una mangaka que me había dado mucho miedo adentrarme de un tiempo a esta parte porque sabía que sus obras trataban temas turbios y de una forma realista, visceral -a la vez que sensible-, tocando puntos sensibles y mostrando temas con crítica social y actualidad a través de sus personajes para nada cliché, complejos y muy grises. Takatora y los omegas (lo sé, lo estoy repitiendo como un loro por activa y por pasiva, pero es la más pura verdad) abrió una puerta que no quiero cerrar, y ha logrado que, cuando no sabía que lo necesitaba, cayeran en mis manos dos obras más que Milky Way Ediciones ha publicado de Nemui en nuestro país en años anteriores. Una de ellas es la que os estoy a punto de desglosar, Sleeping Dead, y la otra es My Little Inferno, la cual próximamente también tendrá su propia entrada en este blog.
¿Qué es lo que me he encontrado entre las páginas de una miniserie superintensa de dos volúmenes? Muchas cosas, y os asegura que ninguna es lo que me había imaginado en primera instancia.
Seiji Sada es un profesor de literatura de instituto, de treinta años y soltero que, de forma miserable, mientras patrullaba las calles de noche, es asesinado por un hombre que perseguía a estudiantes bajo el amparo de la oscuridad nocturna. Pero Sada, a pesar del brutal crimen, vuelve a abrir los ojos; ¡y es que un científico loco llamado Mamiya lo ha devuelto a la vida!
A raíz de la introducción de unas bacterias en un organismo muerto, las cuales reduplican las células, no solamente las heridas de Sada se han curado, sino que no importa qué le hagan: ¡no puede morir! Mas esta segunda oportunidad tiene un altísimo coste para el profesor, y no porque sea el único ser no muerto de la faz de la Tierra, sino porque si quiere mantenerse con vida, es decir, en estado latente y despierto, debe comer cadáveres de su misma especie.
«Si les cuento todo, ¿me protegerán? ¿Que he muerto y revivido y ahora me alimento de humanos?».
Estando retenido contra su voluntad, buscado por la policía ante su desaparición de un supuesto lugar del crimen con otro cadáver, sufriendo dolorosos experimentos por parte de su supuesto «salvador»..., Sada no tarda en descubrir que no tiene adónde ir, que su vida ya no puede volver al punto en el que estaba antes de que lo asesinaran brutalmente y que está en las manos de Mamiya, alguien que tiene unos extraños pensamientos y unas formas de proceder... poco humanas. Aunque no es solamente eso. Y es que Sada, pese a ser consciente de que es un monstruo y de lo que deberá ingerir para sobrevivir, como cualquier otro ser vivo, no quiere morir.
Utilizando la ciencia ficción de forma magistral, Asada Nemui nos presenta un argumento perfectamente ya conocido en otras historias basadas en la resurrección de los muertos (como la mítica obra Frankenstein), pero en realidad la intencionalidad de la autora no podría ser otra: relatarnos una crítica social sobre el acoso, la salud mental de las víctimas del mismo, sus secuelas y el derecho de la vida o la muerte de una persona dependiendo de sus acciones bajo el prisma..., ¿de quién?
«Si hubiese muerto en ese momento, solo sería una víctima de un asesino en serie. Y, sin embargo, ahora soy un monstruo viviente que come seres humanos».
Viviendo una vida corriente, trabajando como profesor, siendo querido por alumnos y colegas, la vida de Seiji Sada se trunca cuando es asesinado y, posteriormente, revivido por un científico llamado Tôya Mamiya que encontró su cadáver nada más ser asesinado. Inyectándole unas células, el fruto de su ardua y larga investigación, Sada vuelve a la vida como un «zombi», y si bien no puede contagiar a nadie, no solamente ahora no puede morir, sino que si quiere mantenerse despierto y en movimiento, debe comer carne humana muerta. Es decir, debe matar para a otros para poder vivir.
Encontrándose de lleno con esta situación, tampoco sin posibilidades reales de escapar de Mamiya, Sada toma la decisión de acepar su sino, su nuevo modus vivendi, y establecer una coexistencia y convivencia lo más pacífica posible con ese hombre que parece un loco sacado de una película de serie B. Y es que Mamiya es todo un enigma. Trabajando en un laboratorio fuera de casa, lleva años estudiando las células BII-E3 para perfeccionarlas, ya que la persona que revivió un ser vivo por primera vez fue su tía abuela, la cual fe tomada por loca al no haber cumplido el experimento de forma completamente exitosa, sino solamente una parte; parte que solamente vio Mamya cuando era un niño. Queriendo demostrar que su tía abuela no mentía, así como él mismo demostrar a los demás que es un genio y que está por encima del resto de los mortales, Mamiya ha estado experimentando con ratones y monos hasta que la casualidad hizo que se topara con Sada, el primer humano con el que prueba las células, y el primero con el que tiene éxito. No lo va a dejar escapar. ¿Pero realmente es solamente eso por lo que se empeña tanto en que Seiji viva y se alimente?
Mostrándonos el día a día de Mamiya y de Sada (como un slice of life normal y corriente), sus puntos de vista, sus creencias, éticas y morales (no desde el punto de vista religioso, sino desde el social y del racional y hasta algo filosófico, si se quiere), Asada Nemui nos relata una obra psicológica donde habla del derecho a la vida y el derecho a la muerte según las acciones o los valores de las personas. ¿Quién tiene más derecho a vivir o a morir? ¿Por qué los malvados pueden tener una vida gloriosa y los buenos deben estar abajo y ser pisoteados? ¿Por qué una mala persona no puede ser asesinada para que le sirva de alimento a otra que es buena y que lo merece más y alguien le arrebató precisamente la vida? No es tan distinto de lo que los humanos hacemos para sobrevivir: comer y criar animales como sacrificios a nuestra propia y egoísta existencia. El existencialismo mismo es lo que vemos a lo largo de la obra.
Como ya he ido aprendiendo de Asada Nemui a través de sus obras, el inicio de una historia no es para nada lo que realmente ella quiere narrar, sino que es la excusa, el punto de apoyo para explorar muchas otras temáticas profundas y que son, básicamente, la naturaleza humana. Pero no busca la naturaleza buena y blanca, sin fisuras, sino que rebusca en todas ellas, sobre todo en la más turbulenta, en la más tenebrosa, en las que creo que nos define muy bien como ser sintientes. Los sentimientos malos y horribles nos hacen ser también humanos. Nuestra naturaleza es dual, basculamos entre los claros, los grises y los oscuros. Y ahí tenemos a la figura de Mamiya, una completamente enigmática que en el segundo tomo se nos revela en su completo esplendor, y es precisamente ahí cuando todo tiene sentido y el lector comprende qué busca Mamiya realmente con Sada y el verdadero sentido de Sleeping Dead.
Obviamente, al estar ante una obra de género BL, tenemos romance, y me ha parecido uno muy bien desarrollado, bonito incluso; aunque no exento de dolor por ambas partes. La relación de Sada y Mamiya es tremendamente humana: no empieza con buen pie -lógico-, pero sí que se va enraizando y cimentando de forma fuerte, constante... A pesar de lo que chocan, de sus discusiones... Ambos intentan entenderse y comprenderse, aunque a Mamiya le cueste más abrirse por su pasado, el cual es el verdadero motor de la historia.
«Seguro que había gente que te quería tanto o más, solo que no te diste cuenta. Tú... mereces ser amado».
La narrativa de Asada Nemui es increíblemente sensible, personal, atrayente y envolvente: sabe construir la atmosfera perfecta para cada una de sus obras y de una forma poco convencional o generalista, sino que lo hace con un tono único, a veces visceral, otros hermosos, tristes, duros, estremecedores... Usando mucho el entintado y los fondos en negro, su trazo es increíblemente expresivo, y todos sus personajes saben trasmitir emociones de todo tipo, siendo una maestra en trasmitir el desasosiego, el malestar, la locura, el tormento... En crear lo grotesco y lo turbio. No me malinterpretéis: no estamos ante una obra gore o slasher que busca sangre y vísceras, morbo y poner el estómago de alguien patas arriba porque sí, sino que es todo mucho más psicológico y es ahí donde toca más la fibra sensible y lo que hace que sus obras tengan tantísima calidad humana y puedan ser muy incómodas para lectores, porque hay temáticas que son complejas y pueden generar sentimientos poco agradables en aquellos que buscan evasión y cosas más bonitas en la ficción. No en vano, la realidad ya es una mierda para casi todo el mundo como para seguir sufriendo cuando nuestra mente desea un remanso de paz.
La edición de Milky Way Ediciones es la típica que la editorial mantiene en todos los libros que editan desde hace años. Ambos volúmenes son calcados a la edición japonesa original: tamaño b6 con sobrecubierta y una página inicial a color. Para esta ocasión, por editar la serie al completo, tenemos un cofre con los dos volúmenes, edición que sigue disponible en tiendas. En su interior, no tiene ningún tipo de censura, aunque no estamos ante una obra muy erótica en general, ya que no es esa la intención de Nemui en Sleeping Dead. Los libros no vienen cosidos, pero las ediciones de Milky Way son una de las que mejor encolado tienen y los materiales que utilizan son mayormente de buena calidad. Eso sí, ya me he dado cuenta últimamente que o yo tengo mala suerte o es porque Asada Nemui usa mucho entintado, pero tengo muchas páginas ligeramente con exceso de tinta corrida, pero al ser muy ligero pues no me ha molestado mucho para leer y al emborronar poco el dibujo no los he descambiado, pero en todos los tomos que tengo de Asada Nemui tengo páginas así. No sé si es general o yo que he tenido mala suerte a la hora de que me tocara un ejemplar u otro.La traducción de Sleeping Dead me ha gustado mucho, y si bien hay algunos momentos que no sé por qué hablan de Monkichi en masculino cuando es una mona, en general la traducción y la corrección del texto total en ambos volúmenes están bien y no presentan errores ortotipográficos, ni gramaticales, aunque creo que hay un bocadillo que no me convence en el segundo tomo por la coherencia de quién es el supuesto hablante, pero como no lo puedo comprobar y tampoco es algo sumamente grave para entender la obra..., lo dejo pasar. En general, le doy un aprobado a la edición. Podría estar mejor, pero los estándares de calidad mínimos se cumplen.
Siendo una obra que me ha dejado huella, una historia que he disfrutado más incluso al releerla, porque teniendo la base y conociendo lo importante puedes analizar todo más profundamente y así poder reflexionar sobre todos los planteamientos que nos abre Asada Nemui, con un final acorde y más que justificado, Sleeping Dead no es un BL de romance al uso ni un manga de zombis convencional: es una obra psicológica que critica la sociedad enferma en la que vivimos. Es una obra compleja que explora una parte de la cara oscura de la humanidad, pero también la esperanza de que, en cualquier momento, podemos encontrar en el barro una chispa de luz que nos lleve ha vivir unos instantes de paz.







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