miércoles, 11 de mayo de 2022

Reseña: La flor que parecía bailar de Saki Tsukahara

 "A mí me gustaba cómo bailaba Haruomi y tal vez me gustaba él también"


FICHA TÉCNICA

Título original: まことしやかに舞う花は (Makotoshiyaka ni Mau Hana wa) 

Autora: Saki Tsukahara (en japonés 束原さき)

- Editorial Española: Arechi Manga

- Editorial Japonesa: France Shoin

- Tomo único serializado en la revista Canna.

- Drama, histórico, BL, romance

- Traducción: Susana Fernández García (Daruma Serveis Lingüístics, SL)

- Páginas: 224

- Precio: 9€


SINOPSIS

En 1941, Sotaro, heredero de una familia noble, regresa de Alemania con una idea que le inquieta: de niño le dijo a su amigo Haruomi, un bailarín, que odiaba su forma de bailar, y aunque desde entonces ha intentado disculparse por sus palabras, nunca le ha perdonado por ello... La flor que parecía bailar es una historia de amor y reencuentros, de afectos mutuos y ocultos, ambientada en un pasado no tan lejano, donde algunos amores estaban prohibidos...

OPINIÓN PERSONAL

Los dramas de época son algo que siempre me han gustado, sobre todo dentro del género de la romántica. En el BL no iba a ser menos. Si mi manga favorito es Blue Morning es por algo, y no solo porque sea un drama de época y romance entre señorito y mayordomo, es por lo lograda que está la ambientación y la delicadeza narrativa a la hora de exponer la trama. En La flor que parecía bailar, si bien tenemos un romance entre dos amigos de la infancia, ambos señoritos de buenas familias, comparte con Blue Morning el ser un manga con una narrativa delicada y un dibujo exquisito ambientado en un momento histórico bien marcado e integrado en la trama. 

Años 40 en Japón, Sôtarô Kuramoto, el hijo de una familia noble, regresa a Japón después de nueve años en Alemania por cuestiones laborales de su padre. En su cabeza solamente hay una idea: reencontrarse con Haruomi Asuma, su amigo de la infancia que bailaba como Onnagata, actor que que hace el papel de una joven mujer en obras teatrales. Sôtarô se peleó con Haruomi, diciéndole una burda mentira: que no le gustaba su forma de bailar cuando, en realidad, siempre le ha fascinado. Queriéndose disculpar, ahora que está de regreso, acude a su encuentro, pero lo confunden con un chico que busca trabajo y él, temiendo el rechazo de Haruomi, decide seguir con el engaño e infiltrarse como un chico llamado Ichimura. Camuflando su auténtica identidad con la de un sirviente, Sôtarô intentará acercarse a Haru para poder pedirle perdón.   

Partiendo con una premisa tan sencilla, La flor que parecía bailar es una delicada obra en donde, enmarcada en el marco temporal de la Guerra del Pacífico entre Japón y Estados Unidos (1941-1945), Saki Tsukahara nos presenta a dos amigos de la infancia qué, por desavenencias en el pasado, se distancian en la niñez y deben separarse antes de arreglar su situación. En esos años separados, ni Sôtarô ni Haruomi han podido olvidarse el uno al otro, siendo a causa del profundo amor que sienten el uno por el otro y que, a lo largo de los seis capítulos del manga, se nos va desarrollando con una exquisita narrativa visual y de transiciones de paneles mostrando, además, la situación de un país en guerra y la cultura del baile tradicional japonés y la figura del onnagata

Sin que la trama se haga pesada o que se detenga en demasía, sensei desarrolla todo lo que nos quiere contar a buen ritmo, haciendo que nuestros personajes vayan interactuando en distintos momentos y fases de la primera mitad de los años cuarenta. Es decir, todo el marco cronológico de la historia es la guerra, siendo los incidentes que se van dando por su causa también detonantes y partes importantes que harán que la relación de nuestros protagonistas se acerque o se aleje.  

Sôtarô, el heredero de los Kuramoto, que tiene formación como arquitecto,  tiene unas obligaciones que atender para con el ejército a la vez que deberá seguir según que dictámenes de parte de su padre por mucho que desee ser libre y poder elegir su propio camino. Por su parte, Haruomi es el joven maestro Asuma, que se dedica a enseñar a bailar a las Geisha y a hacer performances en eventos importantes como onnagata, aunque hace mucho que no lo hace salvo en ocasiones especiales a causa de los sentimientos que tiene por Sôtarô. 

Estamos, pues, ante un tomo único muy redondo, con una historia emotiva, con su dosis de drama, con un apartado gráfico increíblemente detallista que hace que el lector permanezca mirando las viñetas embelesado ante la belleza de Haru mientras baila. No en vano el título de la obra, le hace la mayor de las justicias.  

La edición presentada por Arechi Manga es muy bonita. Con el título de la obra en relieve en su sobrecubierta, tomo con páginas cosidas, muy buena impresión, la página inicial a color y buena rotulación. La traducción es de diez, me ha gustado muchísimo más que nada porque adoro como se hablaba antaño y se ha adaptado perfectamente. No puedo más que dar mi enhorabuena por el trabajo realizado y el mimo a la obra. 

En conclusión, La flor que parecía bailar es una obra delicada, una preciosa historia de amor de esas que se te meten en el corazón y en la que estás todo el rato deseando que llegue a buen puerto porque es imposible no adorar a sus protagonistas. Para mí pasa a ser otra muy buena lectura de BL editado en España este 2022. Espero que muy pronto nos lleguen más obras de Saki Tsukahara, ya que su extraordinario dibujo y su forma de narrar historias me tiene totalmente conquistada desde que la conocí a través de su obra RePlay (editada en inglés por TokyoPop). Si os gustaron u os gustan obras como Tamayura o Blue Morning, no os va a decepcionar La flor que parecía bailar


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